PASTA CASERA (Ríete tú de los grandes amores)

Puede ser simple y pasar desapercibida o puede ser un momento inolvidable. Depende de ti.
Esta la hicieron mis padres, así que cuando veas unas manos amorosas que sostienen retazos de pasta como si se tratase de un niño recién nacido, ese es mi padre.
Cuando veas una manos que colocan la pasta recién hecha sobre el plato como si se tratase de un elemento sagrado, esa es mi madre.
Los colaboradores fuimos: mi amor y yo. Y además mi padre dijo que nunca una pasta le había quedado tan bien porque esta vez, bajó el ángel.
Así que imagínate, entre mi padre, mi madre, mi amor, yo y el ángel, nada podía salir mal.
No se si es la comida más rica que he comido, pero te aseguro que nunca comí nada tan parecido a un gran amor.

 PASTA CASERA CON TUCO DE POLLO

Primero se amasa la masa en la mesa de la sala.

Si además baja el ángel, probablemente te qude algo perfecto, casi como esta.

La consistencia perfecta.

Se amasa cada trozo hasta formar laminas muy finas.

Se amasa y se amasa, tómatelo con calma.

Mi padre la exhibe con orgullo sabiendo que jamás otra pasta quedará igual.

La masa perfecta.

El último pedazo espera ansioso.

Las masas reposan mientras se secan con harina.

Estamos casi terminando, nada puede salir mal.
Cada masa se enrrolla.
Así...
Se corta cada rollo en tiritas de esta forma.

No permitas que la energía decaiga.
Mueve entre tus dedos las tiras para desprenderlas y colócalas en forma de rejilla espolvoreadas con harina.
Luego elévala, sacúdele el exceso de harina y colócalo en un recipiente.

Mi madre lo sirve sabiendo que han triunfado.
Y le agrega queso para rematar. Exactamente, re-matar. Fantástico.