- CUENTOS ENTRE COMIDAS 5 (NEW!)

EL LAGO. 
Si el paraíso fuese un lugar, tendría vistas a un hermoso lago. Uno con arenas blancas, no negras como el resto de los lagos. Tendría agua salada, no dulce. La espuma blanca revolotearía en la orilla.
El sol se reflejaría todo a lo largo, tan lindo. Y más tarde la luna. Como si se tratase de una competencia, a ver quién hace el paisaje más bonito.
Si el paraíso fuese un lugar y ese lugar fuese un lago, tendría un clima templado, algo de brisa, no mucha, mucha calma, no poca y disfrutarían allí mis seres más queridos. Como único sonido, sus risas pícaras ¿De qué se reirán? En un rato iré a verles.
Si el paraíso fuese un lugar, en ese lugar mi mente estaría quieta. Mis pies se hundirían en la arena calentita y un cangrejo muy gracioso, lejos de asustarme, me haría cosquillas en los pies hasta no poder parar de reír.


EL PUNTO DE INSPIRACIÓN. 

¿Cómo es posible que el punto de inspiración, tanto esté en la copa de un árbol cuando la mueve un viento indiferente y generoso y también esté en la alcantarilla sucia y ruidosa de una ciudad que la ignora y necesita a la vez?
¿Cómo es posible que un instante tan cotidiano sea tan ordinario y único también?
El reloj, con su marcha militar juiciosa, matemática y estricta, es al mismo tiempo, pura poesía.
Mi vida, que antes era una más, cuando llega la inspiración es única, genuina, exclusiva. 
Una copa de vino, que puede ser la perdición, la podredumbre, el vicio, la agonía,  también pueden ser ríos de aterciopelados paisajes de viñedos tranquilos y llenos de tradición.
Los últimos rayos de luz de la tarde que podrían pasar desapercibidos, de pronto son señales de un astro inmenso que le da vida a toda la tierra e ilumina todo el universo.
El final, de lo que sea, que siempre deja una sensación amarga y angustiosa, ahora sólo es parte de una prosa y del emotivo comienzo de alguna historia.
¿Cómo puede ser que mis ojos al mismo tiempo vean y no miren; que mi alma me pese a veces, si no existe; que la magia funcione si es un truco; que la vida continúe si es tan frágil, que la inspiración de la naturaleza nunca acabe? ¿Como es posible tener tantas preguntas con tanto sentido y que tenga tan poco sentido responder?

La vida puede ser tan sublime y a la vez tan cruel.
No importa lo que ven los ojos, lo único que importa, es cómo lo ven. 
 
PARANOIA. 

Tengo una teoría un poco loca. Creo que soy uno solo. Creo que soy yo sola siempre la que pienso, siento, percibo. Creo que soy el extremo enfermizo de una personalidad múltiple.
Me creo todo un mundo. Me creo todos nosotros.
Quiero curarme así que me lo voy a demostrar:
Sólo soy yo.
Siempre soy la misma.  
¿No te da siempre pena cuando ves los ojos de un niño desprotegido a punto de llorar? ¿Cómo puede ser que, seas quien seas, siempre sientas lo mismo?
¿Cómo puede ser que, seas quien creas que eres, siempre te hayas enamorado alguna vez? Que te hayan roto el corazón, que hayas dudado, que te hayas aburrido, que hayas vuelto a creer.
Esa música te causa siempre sensación, a veces te dan ganas de quitarla, a veces de dejarla a ver hasta donde es capaz de hacerte recordar, a veces doler, a veces soñar.
Eres tú el que mira extasiado el atardecer, el amanecer, esa luna gigante. Eres siempre la misma la que queda hipnotizada cuando ve u oye las olas romper, los leños crepitar, el fuego bailar.
Siempre viviendo con ese miedo al futuro, a la muerte, a la pérdida, ese miedo que a veces reconoces más. Otras veces menos.
¿Por qué el ritmo del tambor siempre te provoca una incontenible ganas de moverte? ¿Por qué siempre quieres proteger lo mismo?
La soledad nunca te ha gustado por mucho tiempo, aunque un rato está bien.
Tarde o temprano has soñado siempre con esa tan deseada isla desierta. Pero ¿de que quieres escapar? Si vayas a donde vayas siempre estarás ahí. No te parece sospechoso que siempre, seas quien seas, alguna vez en tu vida hayas querido escapar?
Te gusta el sabor. Eres inocente a veces y lo sabes. Aunque a veces te creas mas astuta que el resto.
Te crees especial, seas quien seas, sabes que lo eres. Y no comprendes por qué a veces el resto no parece percibirlo. ¿No lo comprendes? Porque “el resto” también eres tú.
“Qué paranoia” piensas. Paranoia es negar que siempre eres el mismo. Paranoia es creerse todo un mundo lleno de personajes e historias. Paranoia es pensar que no has sido tu quien ha incendiado ese bosque, quien ha creado el morbo, quien ha matado, envidiado, quien le da la espalda a todos esos que crees ser cuando sientes hambre. Paranoia es pensar que nadie te ve, cuando haces esas cosas que haces, cuando crees que nadie te ve. Eres rebuscado. Eres un genio. Eres muy complejo de entender.
No mires para el costado, te hablo a ti. No pienses que no has sido tú quien ha escrito esto. No lo leas como si lo acabaras de leer. No pienses en mi como el autor, reconócete tú como el artífice de este cuento.
No llores por las consecuencias de los actos de los demás. Llora por haberlos ejecutado, llora por haber estado ahí.
No ha sido el otro, has sido tú. Se lo que sientes cuando niegas tus sentimientos.
Deja de mirar a los afortunados como si esa fortuna no fuese tuya. Deja de mirar a los miserables como si no fueses tu el déspota que los ignora.
No eres ni malo ni bueno, sólo eres tú. No es tu culpa. Deja de pensar que la culpa es de alguien más.
Has estado ahí, lo has visto todo de cerca y no has hecho nada.
La brisa de la primavera en el rostro siempre te ha gustado, salvo cuando estabas triste. Lo bello no te gusta cuando te sientes mal. ¿No tienes ni un solo mal pensamiento nunca? Pero ¿de dónde te piensas que viene la maldad? Nunca eres tú, siempre es otro ¿no te parece raro que nunca seas tú?
Nadie te ha tenido que explicar nada para lo mucho que sabes. Todos los sentimientos del mundo los has inventado tú.
Escalofriante. ¿No te parece raro que nunca seas tú el que se muere? ¿No te llama la atención que el mundo siempre gire sobre ti?
¿Te consuela saber que hay muchas personas? ¿Te alivia ver que sólo eres una parte de la realidad?
Ni siquiera puedes escribirte a ti misma. Necesitas verte como alguien más.
Soy yo. Siempre el mismo. Desde mí siento todo lo que siento. Desde mí escribo, desde mí leo. Me voy curando lentamente. No es fácil asumir semejante realidad.
¿Y ahora qué? Me pregunto qué pasará cuando muera. Me pregunto qué habrá ahí afuera. Cambia la realidad cuando quieras.
Me gusta leer que lo he comprendido. Me gustaría oírte decir que estás de acuerdo. Me gusta escribir que me he convencido. Ahora me creo. Yo lo he escrito. 
 

TIEMPO AL TIEMPO. 

Las personas mayores despiertan en mi una fascinación especial. No importa la vida que hayan llevado, casi todos comparten las mismas características. Sus movimientos pausados dan infinitas treguas al pensamiento. Sus pequeñas y sistemáticas rutinas me transmiten seguridad. Sus ropas muy planchadas. Calcetines si está fresquito, sombrero si hace sol. Y por contradictorio que parezca, ahora que ha pasado más tiempo que nunca, es cuando más vívidos parecen ser sus recuerdos. He visto a muchos jugando a pasatiempos, palabras cruzadas, jeroglíficos. Es raro que ahora, que es cuando menos tiempo tienen, dejen el tiempo pasar.
Pañuelos de tela impecables en el bolsillo. Reloj en la mano izquierda, porque en la vida hay que llevar reloj. Olorcito rico como los bebés. Las personas no parecen resultarles indiferentes, cuando su entorno se mueve, ellos le prestan atención.
Son considerados, respetuosos y te miran siempre como si lo entendieran todo.
Cuando abren el periódico lo leen entero, sobre todo los textos largos, que analizan grandes realidades.
Las cosas tienen su sitio. Esto aquí y aquello allá. No se colocan de cualquier manera.
Las sábanas, preferentemente blancas, deben estar inmaculadas y planchadas. ¿A quién se le ocurre poner una sábana arrugada?
Del rocío de la noche hay que cuidarse, la música estridente molesta, no deja oír las conversaciones.
Las manchas de la piel ya no importan tanto. Las arrugas son parte de la vida.
Ya no es tan fácil sorprenderse. Cuando las personas son mayores pareciera que son más condescendientes con el resto, igual es que se han equivocado mucho y han aprendido a perdonar.

Se me ha ocurrido pensar que tal vez todos coincidan en lo mismo porque han aprendido a que así se vive mejor. Me refiero a moverse lento para dejar tiempo al pensamiento, a encargarle las tareas diarias a pequeñas rutinas cotidianas que te sirvan de mayordomo para hacer lo que hay que hacer, a plancharse la ropa para lucir mejor, a cuidarse del fesquito y del sol, a recordar lo bueno que hemos vivido porque es en parte lo que somos, a perder el tiempo un poco porque tanta aceleración no tiene sentido si vamos a terminar igual, a leer el periódico entero y analizar las grandes realidades de las que somos forzosamente responsables, a que las cosas guarden su sitio aquí y allá para encontrarlas mas fácil, a dormir con sábanas blancas y planchadas porque es importante descansar bien, a no preocuparse tanto por las manchas de la piel y las arrugas porque son parte de la vida, a ser más tolerante con el resto porque se equivocan igual que nosotros y por eso saber siempre perdonar.


CUANDO ESTOY EN PAZ.

Mira que es linda la vida. Es linda cuando convergen tres o cuatro situaciones de esas que te llenan el alma. El aire, que probablemente esté frío, lo sientes templado, no está tan mal. Las olas del mar, que antes no las veías, ahora simplemente, las ves. Los tejados de las casas que antes te interrumpían el paisaje, ahora son el paisaje. Y ese puntito en el cielo que iba de lado a lado, ahora, es un pájaro que planea.

Ahora que veo que la vida es linda, porque mira que es linda la vida, logro reírme de las cosas, logro burlar la realidad, es ahora que dejo de pensar en el final. Me posee la inconciencia, juego como una niña a que todo es posible, a que todo es nuevo, a que todo es verdad.

La vida es linda en pequeños momentos que no controlamos. Ojala pudiéramos encontrar la fórmula que hace a la vida tan linda cuando la vida es linda. Y que la vida sea linda es una medida definida. La vida es linda por ejemplo cuando le miro a los ojos y lo encuentro o cuando las ventanas de esos edificios no me parecen nichos, sino intrincados nidos donde se cuecen complejos y mágicos recuerdos.

No quiero sacrificar mi vida gastándola en momentos que no sean lindos. Prefiero vivir lindos momentos uno atrás del otro hasta morir. Pero no se puede, los recuerdos son tan variados que hasta me da pereza recordarlos. La poesía de la lejanía está tan lejos, que hasta me cuesta llamarla poesía, a la gente que quiero la quiero tanto que hasta me angustia quererla.

Vivimos con miedo a las emociones porque las emociones son tan intensas, duelen tanto cundo duelen, que a veces preferimos no verlas. Este blues, te está quedando más bueno que ninguno. Este verde está más verde que cualquier otro que haya visto, este momento es tan mágico, no hay ruido, los pájaros cantan y esa brisa que juega entre los mechones de mi cabello parece tener vida propia… ¿qué pasa? Pasa que la vida es tan linda cuando la vida es linda.

La vida es linda cuando mi mente queda quieta, cuando sólo recuerdo lo bueno, cuando escucho esto que escucho, cuando veo esto que veo.

La vida es linda cuando estoy en paz. 
 

REACCIÓN EN CADENA.   

 Estaba en el tren cuando un músico, acompañado de su guitarra, se puso a cantar una canción de Vinícius de Moraes. Una cadencia única, una samba triste, pero de esa tristeza de la que te hace mecerte con una mezcla de felicidad con toques de ironía: “la felicidad es como una pluma que el viento va llevando por el aire, vuela tranquila y cae como una lagrima de amor”.
Cuando el músico terminó, Valentina aplaudió y rió. Rió fuerte con gratitud y descaro. La situación era algo extraña pero muy hermosa e hizo que una señora, de unos 70 años y aspecto humilde, también se echara a reír. Y finalmente, ver a tantas personas mayores riendo, parece que le hizo mucha gracia a una niña de unos 4 años que acompañaba a su madre sentadita en un asiento lateral.
El músico llegó a su estación y antes de irse dijo con una gran sonrisa en la cara: “Es así, es una reacción en cadena.”

Y es así, te puedes enganchar a la cadena del fastidio, te puedes enganchar a la cadena de la amargura o te puedes enganchar a la cadena de la risa y de la esperanza, a la cadena de los momentos bellos que mientras los haya, nunca hay que dejarlos pasar.

Las primeras lucecitas del puerto de Tossa le reconfortaron el alma a Valentina que en los veinte minutos que duró el trayecto del tren pasó de la tristeza, al odio, a la furia, a la pena, a la autocompasión, al llanto y finalmente, a la risa.
No tenía ganas de ir a su casa. Prefirió pasear un poco bajo las estrellas mirando los barcos flotar en la quietud de la noche. Se perdió entre bares de gente despierta que busca acción, entre farolas de poca luz, callecitas donde no respira un alma. Se perdió entre gatos bohemios que no se sabe bien lo que piensan, baldosas que acaban de enfriar después del sol de última hora y el ruido del mar, que seguí rompiendo y rompiendo sus secretos en la orilla. 

Valentina se sentó en uno de los bancos que hay en la arena de la playa, a espaldas del pequeño pueblo y de cara al mar. Se sentó a escuchar los tímidos ruidos de la noche, a sumergir sus pies en la arena fría y a jugar con el aire fresco que la acariciaba desinteresado.
De pronto miro el cielo y el vuelo de tres pájaros, un vuelo alegre y desorganizado, le llenaron el alma de un no sé qué parecido a la alegría.
El vuelo de esos pájaros, las nubecitas tranquilas a lo lejos, algunas rosadas, otras violetas, muy poquitas blancas, descansando tranquilas en el cielo, perros que ladraban muy lejos y un extraño “día cualquiera” de “cualquier año”, de “cualquier lugar”, de una “persona cualquiera”. Aquel instante cualquiera le dijo a Valentina que el mundo y la vida lo trasciende todo. Los pájaros volaban allá lejos cuando era una niña, los pájaros volaban aquel día como si los años no hubiesen pasado y los pájaros seguirían volando cuando Valentina ya no estuviese viva. Tanta alegría, tantos recuerdos, tanta melancolía. A veces es difícil vivir la vida. Tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta agresión. A veces es difícil vivir la vida. 

LA MODA DEL PELÍCANO.

Necesito admirar a alguien y no se a quien. Me gusta Daly, Freddie Mercury, Neruda, Yves Saint Laurent, Gandhi, Marco Aurelio, Enzo Ferrari, Albert Einstein, Jacques Cousteau y están todos muertos.
Con el candor y optimismo de un adolescente que recién sale del cascarón, busco alegre referentes modernos a los que seguir, a quienes admirar, para refrescar mi fe en la fantástica e interminable creatividad humana. Para llenar mi rutina de sueños y esperanzas.

Busco una moda que seguir para estar al día y me encuentro con que las telas ya se han erguido prestas, ya han caído con soltura, ya se han arrugado a drede, ya se han hecho transparentes, densas, aterciopeladas, rústicas, ásperas y suavecitas. Las faldas ya han sido cortas, largas, estrechas, amplias y torneadas. Los colores ya han sido llamativos, chillones, pasteles y mezclados en todas sus formas. Los estampados ya han sido lisos, con arabescos, a rayas y a lunares.
Así que ahora las telas te enfundan en una especie de bolsa con formas a contra natura que disimulan todo lo que puedas tener de humano. Los colores se mezclan como si fuésemos todos daltónicos y en cuanto a los tejidos, ya puedes mezclar seda, arpillera y una bufanda de lana, sólo es necesario que los colores no combinen ni a la luz de la vela y que adentro de la vestidura no se note si hay una mujer o un pelícano.

Me relajo, paso de todo, tengo fe en la humanidad, así que me visto toda de negro, espero a que pase este revoltijo fashion y que a alguien se le ocurra crear una moda que además de innovadora, nos permita vestirnos.

Voy a poner música para relajarme, necesito volver a creer en algo. Busco entre mis CDS la música más moderna que encuentre. Blues. No. Rock. No. Reggae. No. Samba. No. Tango. No. Heavy. No. Rap. No. Necesito algo nuevo. Necesito un ídolo actual. Paso de largo un montón de productos de las discográficas que no logran sacar un sólo disco en el que puedas escuchar más de tres temas sin preguntarte si hace media hora que estás escuchando el mismo tema o ha cambiado. Paso de largo a muy buenos artistas actuales que reinventan todos los estilos ya creados hace más de diez años. Éste un poco mas sexy, el otro un poco más serio, ésta porque es rubia, éste porque lleva corbata, pero lo mismo de siempre. Paso de largo a una mujer blanca que canta como una mujer negra. A un joven que comienza a cantar boleros viejos, a cuatro hombres guapos que cantan canciones románticas con estilo barroco y a un d.j muy moderno que mezcla un montón de sonidos estridentes con un ritmo por detrás monótono y exasperante. No porque no me gusten, sino porque reinventan. Y yo necesito algo nuevo. Me desespero un poco porque estoy llegando al final de mi colección de discos.
Finalmente prefiero disfrutar del silencio, la música menos escuchada y más sana del mundo.

Me voy a pasear y a despejarme un poco. Voy a ir a un museo. Necesito descubrir una nueva tendencia, un ídolo que me provoque comprarme todos sus libros. Alguien que me incite a tatuarme su nombre en la piel, a ponérmelo de escritorio de pantalla en el ordenador y a colgar un póster en el salón de mi casa. ¿Picasso? ¿Daly? No. Alguien nuevo. Busco en Internet a mi nuevo ídolo y por fin encuentro un sin fin de artistas nuevos. Un cuadro todo negro con unas manchitas rojas en la punta. No está mal, a Daly no se lo ocurrió. Veo otro que es una mujer con las piernas abiertas y un ordenador al lado. Es sugerente. La técnica y el estilo son iguales a Rembrand pero a él no se le hubiese ocurrido ponerle un ordenador al lado.
A quien quiero engañar. Es lo mismo de siempre reinventado una y otra vez. A uno ya se le ha ocurrido delirar, a otro ya se le ha ocurrido ser realista, a alguien ya se le ha ocurrido hacer expresiones faciales tan reales como si fuese una fotografía, otro ya recreó a miles de ángeles y lo pintó en todo el techo de la Capilla Sixtina.
Mejor no me tatúo nada, eso debe doler. Además el salón de casa es muy pequeño, mejor dejo la pared blanca que hace el espacio más grande.

Prendo la tele para distraerme un poco. Tengo televisión de pago así que cuento con ochenta y siete canales a mi disposición las veinticuatro horas del día, los siete días a la semana, de los trescientos sesenta y cinco días del año. Nada puede salir mal.
Es la hora del informativo así que me dispongo a escuchar las noticias del primer canal nacional que encuentro. Escucho una noticia de un avión que se estrelló, luego otra de la mujer del próximo candidato de Estados Unidos y otra de una señora que mató a su marido. Cambio de canal. Otro informativo. En el mismo orden ponen la noticia del avión, la mujer del presidente y la esposa asesina. Cambio de canal, las mismas noticias diciendo lo mismo en el mismo orden. Empiezo a asustarme. Vuelvo al primer canal y como nota decorativa de final de noticiero hablan de la influencia del azul y el rosa en nuestro lado femenino y masculino. Salen a la calle a hacer una encuesta y la gente opina si le gusta más el azul o el rosa. Yo me pregunto qué tiene esto de noticia y cambio de canal otra vez. Lo que viene es escalofriante. Como final de noticiero, en otro canal, estaba la misma nota decorativa. La influencia del azul y el rosa en nuestra dualidad sexual. ¿Qué está pasando?

Sigo recorriendo: Reality Show de gente viviendo en una casa, Reality Show de modelos, Reality Show de cantantes, Reality Show de bailarines. ¿No se dan cuenta de que la idea ya no da para más? Que la gente le tiene cogido el punto y ya ni es un “Reality” ni es un “Show”.
Sigo: Programa de cocina de gente que cocina lo de siempre, programa de cocina de gente que cocina cosas tan exóticas que no puedo cocinar. Programa de tiburones diciendo que los tiburones son buenos, programa de tiburones diciendo que los tiburones son malos, programa de tiburones diciendo que los tiburones son indiferentes.
Sigo cambiando: comedias de gente que vive en casas, edificios de apartamentos, oficinas y generan confusiones continuas rodeados de chistes fáciles permanentes. Comedias sudamericanas inverosímiles. Programas de historia que se repiten una y otra vez. Programas de “juegos” para ganar un dinero que nunca nadie gana desde hace veinte años.

Mejor dejo la tele apagada y le pongo una planta delante, por lo menos la planta con el correr de los meses va cambiando.

Empecemos por aclarar que no soy una persona demasiado trasgresora. Si lo fuese no me importaría vestirme en una especie de bolsa de telas bonitas con un cinturón en el medio. Tampoco me importaría que la moda, hoy en día, sin estilo ni rumbo, me vista igual a todos, es decir, diferente a todo el mundo.  

La publicidad ya no sorprende, la escultura, los filósofos, los políticos, los estrategas, los economistas, los médicos, los arquitectos ya no sorprenden sino es a través del reinvento de lo mismo, de la monstruosidad de tomar caminos que por sentido común antes no hubiésemos tomado o de lo gratuitamente diferente que no tiene  razón de ser.

Está bien, Einstein era muy inteligente, cualquier tonto sabe eso. Nadie pretende que se invente una nueva teoría de la relatividad, nadie pretende que podamos crear algo tan básico, necesario e increíble como la luz artificial, no espero encontrarme con un genio que descubra una gran verdad. Pero de ahí a este letargo caótico, de ahí a este reinventar compulsivo de nosotros mismos, de esta esclavitud mental que nos idiotiza, hay mucho.

¿Nos han puesto una cantidad limitada de creatividad y la estamos agotando? ¿Y qué más se nos está agotando? Digo además del petróleo, la fe, las ideas, las ganas, el tiempo, los días y las esperanzas. ¿Se está agotando la humanidad?


PARATE A PENSAR.

¿Que pasaría si todos de pronto nos paráramos a pensar? Si todos de pronto y al mismo tiempo, ahí donde estuviésemos, dejásemos todo cuanto estamos haciendo y sólo nos paráramos a pensar. ¿Qué pasaría si dejásemos fábricas, empresas, autos dejásemos tareas del hogar, de hacer el amor, de comer, de fumar, de tomar, de drogarnos, dejásemos de conducir y ahí, exactamente en el mismo lugar donde estamos, todos al mismo tiempo, un día nos pusiésemos a pensar? Y todos, como un cuerpo único, decidiésemos no movernos, hasta que a alguien se le ocurra ¿qué estamos haciendo aquí? Todos parados en la mitad de la calle, parados en la mitad de las pasarelas, de los autobuses, parados en los capó de los coches, en las esquinas, en los baños, en las cocinas, en las casas, parados en las camas, en las mesas, parados, estáticos, sólo pensando ¿qué es lo que estamos haciendo aquí?
¿Qué pasaría si por un momento todos al mismo tiempo dejásemos de hacer funcionar esta máquina sin sentido que es la humanidad?
Gente que se mueve de un lado a otro, ocupada, trabajando, para otros que trabajan para otros, que trabajan para otros, que son muy ricos, que a su vez trabajan para otros también.
Y todos ahí, masturbándonos con una maquinaria sin sentido. Y todos ahí, siguiendo las leyes de la santa y perpetua economía mundial. Y todos ahí, buscándole un sentido a todo y no encontrándoselo a nada.
Y sin embargo seguimos, nadie se para a pensar.
Pero ¿Qué pasaría si un día todos, pero todos, ricos, pobres, locos, enfermos, enfermos terminales, viejos, bebes, niños, adolescentes, todos al mismo tiempo, nos parásemos en el mismo momento a pensar? ¿Qué es lo que estamos moviendo? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Todas esas cosas que sólo unos locos filósofos pirados se llegaron algún día a preguntar. ¿Qué pasaría si los pintores dejaran de pintar, las camareras dejaran de servir café, los stripper dejaran de desvestirse, los médicos dejaran de operar, las amas de casa dejaran de limpiar, los estudiantes dejaran de estudiar, los taximetristas dejaran de conducir, los pilotos de volar, los jardineros dejaran de cortar el pasto, los obreros de construir y los arquitectos de proyectar? ¿Qué pasaría si de repente el panadero deja de hacer pan, la costurera deja de confeccionar, las madres dejan de parir, los hombres dejan de eyacular, las empresas de envío dejan de enviar y las compañías telefónicas dejan de comunicar? ¿Que pasaría si un día todo, al mismo tiempo, en el mismo momento, deja de funcionar?
Y así los ladrones dejan de robar, los violadores dejan de violar, los abogados dejan de... bueno de robar también, los jueces dejan de creer, los sacerdotes dejan de rezar, las monjas cuelgan los hábitos y sólo nos paramos todos juntos, en un momento, ahí donde estamos, nos paramos a pensar. Y hasta que alguien no diga algo coherente, nada se mueve y nada vuelve a ser igual. No te sabría decir si sería maravilloso o catastrófico o imposible, sea lo que sea, todo un día se para y deja de funcionar esperando a que alguien, diga la verdad, esperando a que alguien nos diga por qué y para qué, desde dónde y hacia dónde y en dónde. Y hasta que a alguien no se le ocurran dos palabras inteligentes seguidas, nadie se mueve del lugar. Las limpiadoras dejan de limpiar, los ricos dejan de producir dinero. Los peones en el campo no ordeñan las vacas, nadie mata ninguna gallina, ningún cerdo, nadie corta un árbol, no vuela una mosca, se para el mundo y nos ponemos a pensar.
No hay mas estrés, no hay mas nervios, no hay más apuro, no hay mas reloj, no hay más cumpleaños, no hay más golpes, no hay más violencia, no hay mas corridas, no hay mas objetivos estúpidos. No hay mas dinero, no hay más gasto, ni producción, no hay más nada. Todo solo se para un día y deja de funcionar.
No hay mas necesidad, no hay mas vicio no hay mas mañana no hay mas ayer. No hay mas distancia, no hay mas lenguas, no hay mas problemas, no hay más búsqueda del amor, ni de la pasión, no comemos mas como beduinos hasta reventar, ya no queremos alcohol, no mas opio, no mas futbol, no más sal, no mas colesterol, todo se terminó, todo para y todo deja de funcionar. Y así hasta que a alguien diga la verdad. ¿Qué hacemos exactamente acá?