jueves, 10 de junio de 2010

“EL ASADO” UNA CUESTIÓN DE DIALÉCTICA.


Para hacer un buen asado se necesita un buen fuego y para hacer un buen fuego se necesita un parrillero decente. “Parrillero decente” es un parrillero que tiene una cuna de hierro donde se coloca la leña, que a medida que se va consumiendo deja caer, entre los barrotes, las piedras de carbón incandescentes que van escapando cual prisioneros hacia la libertad.


La poesía se acaba cuando el asador va cogiendo a los prisioneros negros con una pala y los va colocando, en circulo, debajo de la parrilla para que calienten la carne. Como ves, lo de “coger prisioneros negros y colocarlos en círculos para que calienten la carne” no suena precisamente amigable, pero es sólo una cuestión de dialéctica. “El asado” sí es amigable, lo cierto es que no conozco en el mundo ninguna comida más amigable. Es mi comida favorita. Sea lo que sea que se esté asando.

En mi casa el asado siempre empezó con una pregunta retórica “¿hacemos un asado?”. Mientras todos los, ya, comensales contestan: “Dale” (bajando la comisura de los labios y entrecerrando los ojos mientras miran al vacío como intentando imaginar algo insólito. Exactamente lo contrario a cuando uno está contestando “dale” a cualquier rutina que se repite sistemáticamente todos los sábados, domingos y festivos, es decir: un asado).

“Bueno” dice con firmeza el asador mirando la parrilla dubitativo como si dudara un sólo instante el hacerlo o no.

Alguno de los presentes, fingiendo temer que el asado se eche a perder por las insinuaciones del cocinero, corre en busca de algo que lo confunda, algo así como un brebaje que se obtiene de la destilación de un mosto fermentado de cebada, centeno y maíz, o en otras palabras: un whisky.


Al asador pronto parecen aclarársele las ideas, se ordenan sus pensamientos y plantea veloz su estrategia: papel de periódico abajo, piñas arriba, palitos finos y troncos gruesos (Así se hace un buen fuego).















El Whisky llega con algunos maníes salados para ir “haciendo boca” y algunas patatas chips, aceitunas, longaniza, pan y queso para satisfacer el hambre en su totalidad hasta que llegue el asado, que demorará tanto, que al hambre le dará tiempo a irse y volver varias veces.















El resto de la preparación es inexplicable, las recetas dependen de quienes estén presentes, el asador va preguntando a los comensales acerca de sus gustos y preferencias y va colocando en el fuego las achuras, embutidos y finalmente la carne (pescado, pollo o carne roja) a gusto de los presentes.

Para esto también hay que estar lingüísticamente preparado:
“¿Un poquito mas?” Significa: alcánzame el plato, no aceptaré un no por respuesta.
“No gracias ya he comido suficiente” Significa: claro! A que te piensas que he venido?
¿Habrá más whisky? Significa: ¿me sirves un whisky?
Y así sucesivamente. Si quieres asistir a un asado y además quieres comer, debes desarrollar tu tercer ojo y dar rienda suelta a tu lectura entre líneas.







El momento se sazona con la situación económica de algún país lejano que no nos afecte mucho, con la vida del vecino de enfrente, con preguntas tan útiles para el alma como ¿qué harías si ganas la lotería?, se hace un repaso familiar para ver cómo están todos, se recuerdan viejos momentos, se sirve otro whisky (hay quienes se pasan al vino, muy poquitos a la coca cola, alguno da algún buchecito de agua para matizar), se pica un choricito, se trae mas pan, se critica la situación mundial actual, se toma otro vinito y se pasa a los temas místicos: ¿existirán los extraterrestres?, ¿estarán listas las mollejas?, ¿existirá vida después de la muerte?, ¿hacemos otro asado mañana?, ¿la humanidad está llegando a su límite de credibilidad?, ¿la botella está llegando a su límite de vino?, ¿un poquito más? No gracias, ya he comido suficiente (o lo que es lo mismo: "Claro! a que te piensas que he venido??")




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