POR TODAS LAS COSAS QUE NO HICE HOY.

Hoy ha sido un día increíble.

No medité en la cima del Himalaya, inmensa en mis infiernos y paraísos internos, intentando tozudamente encontrar un equilibrio que hace tanto tiempo no encuentro.

Hoy no conduje un Formula Uno a trescientos kilómetros por hora y sentí la adrenalina alertándome del peligro a cada milésima de segundo, con el sudor frío tiñendo mi semblante en cada curva y el alivio momentáneo de las rectas que me alientan a seguir.

Hoy no me enamoré por primera vez y pensé para mis adentros “Y esta droga ¿Qué es?”

Hoy no vi la carita de mi primer hijo mirándome como si fuese un alien que llegó a vivir conmigo desde el más allá. Visitante extranjero, que vino para quedarse, cargando a sus espaldas con la condena irrevocable de amarme toda la vida.

Hoy no miré el mar extasiada preguntándome por qué se enfadará tanto a veces ¿Qué le hicimos?

Hoy no hice vibrar a una inmensa multitud con mi piano y esta voz desgarradora que me caracteriza, uniendo la vida de miles de personas al son de sólo cuatro notas, pero tocadas con tanto gusto.

Hoy no fui a la asamblea de diputados a poner una bomba y estallé con ella. Ni dejé una carta que decía “Ya basta de tanta tiranía, dejen a la gente vivir en paz”.

Hoy no maté a nadie. Nadie lloró por mi. Ni lloré por nadie.

Nadie rió de mi, ni conmigo.

Hoy no cambié la historia del mundo. Ni me emocioné hasta las lágrimas al recibir el último premio Pulitzer. ¿Qué habría sido de todos ellos sin mi aportación? Hoy no me sentí satisfecha de haber cumplido un gran sueño.

Hoy no recogí mi cosecha. Ni me embriagué con el aroma de mi propia huerta. Ni jugué con mi perro al escondite entre la hierba.

Ni siquiera tengo perro.

Sin embargo hoy a sido un gran día.

Fui consciente a cada segundo de estar viva. Miré el sol y me fasciné de nuevo con esa masa incandescente, hermosa y brillante flotando en el universo, ahí tan cerquita nuestro, suspendida como por arte de magia (menos mal).

Hoy respiré profundo y sonreí de cara al viento, desafiando a la vida con un “Tu y yo, ya nos veremos”.

Hoy, para variar, no me reí en todo el día.

¿Ves que hoy no hago gracia?

Es porque hoy es un gran día.

SOPA PICANTE DE VERDURAS.

Hoy también me reconforté con una sopa deliciosa.

Y es tan fácil. En una olla sofríes una cebolla unos 10 minutos. Luego agregas 1 litro de caldo de verdura (cuando hago sopa, siempre hago mucha para “que haya” y agregas todo muy picado:

-       3 ramas de apio.

-       Un puñado de hojas de espinaca

-       3 dientes de ajo picado

-       10 champiñones muy picados

-       2 zanahorias rayadas

-       Y un toque especial, un chile o pimiento picante muy picado.

Lo dejas cocinar una media hora a fuego lento y listo.

Si lo acompañas con un buen vino tinto, una rodaja de pan y lo tomas sin mirar la televisión, sino escuchando buena música y sonriendo para tus adentros, como si fueses consciente en cada trago de la inmensa suerte que tienes, verás que tu también sacaras hoy la misma conclusión:

Hoy ha sido un gran día. 

Que aproveche. 

 (Por todo lo que hice y no hice hoy)