Esta receta la he aprendido en Asturias. Una zona de España muy profunda, húmeda, riquísima y amigable. Es muy sencilla, casi no se le puede llamar receta:
A un pedazo de queso Cabrales (el mas fuerte de todos los quesos y el más grande de los pedazos) le echas un poco de sidra natural y lo pisas con un tenedor hasta que se forme una pasta azulada. Listo.
Lo puedes comer con pan tostado o palitos como estos. Es muy sabroso. Casi no te quedarán papilas gustativas para saborear mas nada. Por unos cuantos días. Después de comer queso Cabrales con sidra, un chuletón a la pimienta con patatas fritas te va a saber a yogurt natural desnatado.
Lo ideal es tomarte una sidra natural y helada mientras lo comes y esto sí que tiene gracia. La sidra se escancia. Los asturianos que conocen del tema lo hacen así: Se paran muy derechos en posición desafiante, como si estuvieran enfrentándose a un enorme dragón con la boca abierta que se acaba de comer a toda su familia y ya no tiene nada que perder en la vida.
En esta posición cogen un vaso de sidra (de cristal fino y boca ancha) por el culo, en la mano izquierda, con el brazo bien estirado. El vaso les queda a la altura de la cadera (dependiendo inevitablemente del largo del brazo) con la boca mirando hacia arriba, mas específicamente inclinado 20 grados hacia la derecha.
También mirando hacia el horizonte (no al vaso, muy importante) cogen la botella de Sidra con el brazo derecho, estirado hacia arriba, todo lo mas que puedan. Es decir, entre el vaso y la botella de sidra debe quedar la mayor distancia posible que tu cuerpo lo permita. Y si tienes dudas de cual iba arriba y cual abajo es fácil: la botella arriba, porque tiene el líquido. Ahora entenderás por qué:
La mano derecha lentamente va torciendo la botella hasta que un chorro fino de sidra cruza enérgico por delante de la mirada desafiante del asturiano que sigue mirando al dragón hasta reventar en el borde del vaso en una explosión. Si, mucha de la sidra cae al suelo, a la mano, al pantalón... pero según la habilidad del escanciador y según la puntería de ese día, mucha de ella caerá en el vaso. Cuando llega a un dedo de sidra (dentro del vaso) se bebe rápido! Para que las burbujitas que se formaron no se pierdan. De lo contrario te beberás una sidra muerta y sin sentido. La sidra tiene sentido así, con burbujitas y desafío incluidos.
En casa no puedo hacer esto porque no tengo dragón. Así que coloco el vaso en mi mano a la altura del pecho, lo tuerzo 20 grados, coloco la botella a, como mucho, 10 cm del vaso, explota poquito, me la tomo rápido igual para seguir el ritual y eso sí, como queso Cabrales como para que todas mis memorias de lo feliz que he sido en mi viaje a Asturias vuelvan de inmediato a mi memoria. ¿Les conté que además lo comí debajo de un puente romano en un día de lluvia con mi chico mirándome muerto de amor por mi? Si hubiese tomado yogurt natural desnatado hubiese estado igual de sabroso.
Con razón no vi al dragón.
A un pedazo de queso Cabrales (el mas fuerte de todos los quesos y el más grande de los pedazos) le echas un poco de sidra natural y lo pisas con un tenedor hasta que se forme una pasta azulada. Listo.
Lo puedes comer con pan tostado o palitos como estos. Es muy sabroso. Casi no te quedarán papilas gustativas para saborear mas nada. Por unos cuantos días. Después de comer queso Cabrales con sidra, un chuletón a la pimienta con patatas fritas te va a saber a yogurt natural desnatado.
Lo ideal es tomarte una sidra natural y helada mientras lo comes y esto sí que tiene gracia. La sidra se escancia. Los asturianos que conocen del tema lo hacen así: Se paran muy derechos en posición desafiante, como si estuvieran enfrentándose a un enorme dragón con la boca abierta que se acaba de comer a toda su familia y ya no tiene nada que perder en la vida.
En esta posición cogen un vaso de sidra (de cristal fino y boca ancha) por el culo, en la mano izquierda, con el brazo bien estirado. El vaso les queda a la altura de la cadera (dependiendo inevitablemente del largo del brazo) con la boca mirando hacia arriba, mas específicamente inclinado 20 grados hacia la derecha.
También mirando hacia el horizonte (no al vaso, muy importante) cogen la botella de Sidra con el brazo derecho, estirado hacia arriba, todo lo mas que puedan. Es decir, entre el vaso y la botella de sidra debe quedar la mayor distancia posible que tu cuerpo lo permita. Y si tienes dudas de cual iba arriba y cual abajo es fácil: la botella arriba, porque tiene el líquido. Ahora entenderás por qué:
La mano derecha lentamente va torciendo la botella hasta que un chorro fino de sidra cruza enérgico por delante de la mirada desafiante del asturiano que sigue mirando al dragón hasta reventar en el borde del vaso en una explosión. Si, mucha de la sidra cae al suelo, a la mano, al pantalón... pero según la habilidad del escanciador y según la puntería de ese día, mucha de ella caerá en el vaso. Cuando llega a un dedo de sidra (dentro del vaso) se bebe rápido! Para que las burbujitas que se formaron no se pierdan. De lo contrario te beberás una sidra muerta y sin sentido. La sidra tiene sentido así, con burbujitas y desafío incluidos.
En casa no puedo hacer esto porque no tengo dragón. Así que coloco el vaso en mi mano a la altura del pecho, lo tuerzo 20 grados, coloco la botella a, como mucho, 10 cm del vaso, explota poquito, me la tomo rápido igual para seguir el ritual y eso sí, como queso Cabrales como para que todas mis memorias de lo feliz que he sido en mi viaje a Asturias vuelvan de inmediato a mi memoria. ¿Les conté que además lo comí debajo de un puente romano en un día de lluvia con mi chico mirándome muerto de amor por mi? Si hubiese tomado yogurt natural desnatado hubiese estado igual de sabroso.
Con razón no vi al dragón.
2 comentarios:
Mira que yo soy asturiana y nunca he probado el queso asi, la próxima asi sera, un saludin!
Es una explosión de sabor, ya me contarás si te gusta. Un abrazo!
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