A mi también me pasa. A veces cuando camino me da la sensación de tener una pantalla mental. No veo realmente lo que ven mis ojos. Veo mis ambiciones, veo lo que voy a comer dentro de un rato, veo cosas que quiero, veo el recuerdo de algo que viví, si extraño a mi madre la veo a ella, veo un poema, veo una canción, veo inventos propios, cosas que imagino y luego cuando quiero recordar el camino no puedo, porque yo en realidad estaba viendo otra cosa.
Es peligroso caminar así. Es más fácil perderse y más difícil encontrarse.
Me pregunto cuánta gente habrá visto este paisaje tan hermoso del puente de Harbour desde la estación de Tren de Circular Quay.
Dicen que si uno hace las tareas cotidianas pensando en ellas y no en otra cosa, al cabo de un rato, tienes la sensación de que la mente se aclara e incluso te suben los niveles de endorfinas y te aumenta el humor. Es difícil, no creas que es fácil. Pero si lo pruebas un rato lo verás.
No hay nada nuevo en el pasado, porque lógicamente ya pasó. No hay nada nuevo en el futuro porque es imposible, aún no llegó.
Lo nuevo sucede paso a paso y está en ese camino que nunca ves.
MANZANA VERDE A CONCIENCIA.
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