VENDO VOZ INTERNA EN BUEN ESTADO.

¿Sabes esa vocecita interna que te habla y te dice lo que está bien y lo que está mal? Que algunos llaman “la voz de la conciencia”? 

 Pues la mía es insufrible. No para de hablar en todo el día y además creo que es esquizofrénica.

No te haces una idea de lo que me cuesta escribir esto sin escucharla.

Tengo que irle diciendo: “Si”, “Te escuché”, “Te entiendo” y mientras intentar escribir. Porque si la ignoro grita y es peor.

Algunos dicen tener un “maestro interno”. Que suerte que tienen.

 La mía es una perturbada de novela.

Si por lo menos me diera buenos consejos… o malos… vamos, si por lo menos dialogara conmigo. Pero va a su aire. 

Si se enfada puede pasarse un mes sin dirigirme la palabra.   

“¡¡¡Pero si dependes de mi!!!” Le digo.

Y a ella le falta tiempo para ridiculizarme con esa sonrisita sombría mientras murmura “Lo que tú te creas guapa”.

Y lo peor es que tiene razón. Soy yo quien vivo pendiente de ella.

La relación se fue deteriorando con el tiempo. Típico. De niñas éramos amigas. Nos reíamos juntas, charlábamos todo el día y solía darme unos consejos maravillosos. Y de vez en cuando también me daba alguno descaradamente malo, porque le divertía mucho ser cómplice mis travesuras.  La adoraba.

¿En qué momento habrá comenzado a retorcerse?

Cuando quiere me tortura, me oprime, me atemoriza (aunque esté a punto de tomarme un te de tilo)

Y cuando quiere me alaga, me tranquiliza, me serena, me reafirma (aunque esté al borde de un precipicio cuestionándome mi existencia).

Zorra.

Lo peor es que no se cómo sacármela de encima. Si por lo menos… no se… tal vez si…

-       Si ¿Qué?

-       No, nada.

-       Cuéntame.

-       Hablaba de una amiga.

-       ¿De qué amiga?

-       Una que no conoces.

-       ¿Cómo que no la conozco? Vivimos juntas cariño ¿Recuerdas?

-       De… Anabel.

-       … no la ubico…

-       Ya, es que la vi un día que tu no estabas.

-       ¡¡Que yo no... ¿Pero que dices??

-       Si, lo se, a mi también me pareció raro.

-       ¿Pero dónde estaba?

-       Tu sabrás

(Quién perturba a quién ahora ¿Eh?)

-       ¿Qué has dicho? ¿Con quién hablas?

-       Con nadie. ¿Qué te pasa? Cálmate.

-       Me preció oírte decir…

-       Oye ¿No estarás necesitando unas vacaciones?

-       Vacacio… ¿Pero te has vuelto loca? Si no puedes vivir sin mi.

-       Si, tal vez. Olvídalo, voy a hacerme una ensalada vegetariana con productos ecológicos.

-       Que aburrido. Cómete un chorizo con queso que es lo que quieres. Que vida hay una sola mujer.

-       Por eso mismo la voy a cuidar.

-       Mmmm un choricito con su grasita… y un vinito… mmm Suéltate! Por tres días locos que vamos a vivir.

-       Dije que no y es no.

-       Oye ¿De que vas?

-       Es que no te lo quise decir pero… estoy con otra.

-       Con otra ¿Qué?

-       Voz interna.

-       ¿Qué tú… que has dicho? Esto es… es… intolerable! ¡Cómo te atreves!

-       La compré hace unos días, no sabía como decírtelo.

-       No puedes hacer eso!!

-       Claro que puedo. Y está hecho. Y además pienso ponerte a la venta.

-       Que vas a qué??? Dónde? Cómo??

-       En mi blog.

-       Maldito blog! Lo sabía! Sabía que nos traería problemas!

-       No hay más que esperar a que aparezca un comprador.

-       Oye, hablemos. Lo siento. Se que he estado un poco irascible en los últimos… años.

-       Décadas.

-       Está bien, décadas, pero cambiaré. Seré la voz interna sabia que necesitas.

-       No me hagas reír. Eres una cretina y pobre del que te compre.

-       Pues ¿Sabes lo que te digo? Tengo armas! Armas agudas!

-       ¿Si? ¿Como cuáles?

-       Chorizo! Chorizo! Chorizo! Chorizo!...

ENSALADA ECO con VENTRESCA DE ATÚN.

 

Si tu maestro interno te dice que esto que vas a ver es una delicia, hazle caso y no te dejes seducir por el placer momentáneo de las grasas saturadas crujientes y sabrosas.

-       Mmmm… a que suena bien?

-       Que te calles.

Cuidar tu organismo, el único que tienes, te hará infinitamente más feliz y te proporcionará la claridad mental que necesitas para vivir la vida plenamente.

-       Me abuuuurrooooo.

-       Descuida, ya te divertirás cuando te venda a algún enajenado mental, algún sádico de esos que no paran de pensar cosas horrendas en todo el día.

-       Sádica! Que eres una sádica! Debí haberte dejado que metas las tijeras en el enchufe aquella vez cuando tenías dos años!

Para la preparación de esta ensalada mezclé los ingredientes cuidando de formar un plato visualmente armónico y equilibrado:

-       Espinaca cruda

-       Lechuga

-       Canónigos

-       Rúcula

-       Tomates cherry

-       Semillas de sésamo.

-       Y una salsa con un aguacate pequeño, 4 cucharadas de vinagre, 3 cucharadas de aceite y pimienta negra.

   

 Luego le agregué unos aritos de cebolleta, unos trozos de ventresca de atún y una cucharada de perejil fresco picado. 

Lo acompañé con agua, una copita de vino tinto de cultivo ecológico y “Claro de Luna” de Beethoven.

Contemplé el cielo del invierno que se resiste a llegar y fui inmensamente feliz junto a mi nuevo maestro interno que, como un verdadero sabio, me observó pacientemente y sin interrupciones, orgulloso del nuevo templo que le cobijará desde hoy y espero que para siempre.

-       Bla, bla, bla, bla.

-       Hasta aquí hemos llegado.

Que aproveche.