domingo, 28 de noviembre de 2010

EL PAIS DEL DOMINGO Y EL PASTEL DE TRUCHA.

Hoy compré el periódico. No lo compro habitualmente porque me deprime. Hoy lo compré y me deprimió. Es realmente meritorio lo de esta gente, tiene como ochenta páginas y no hay ni una sola buena noticia. Me pregunto si les costará mucho evitar hablar de algo bueno o si es, lisa y llanamente, que no encuentran nada bueno de qué hablar.

Te lo resumo para que no te lo compres: Básicamente el mundo se está llenando de guerras, deudas, muerte y miserias.








Parece ser que hay un gran revuelo porque los ricos del mundo no quieren dejar de ser ni un poquito menos ricos. Así que hay que correr en su ayuda porque pobrecitos, no hay derecho a que después de toda una vida de ostentación ahora empiecen a ganar un poquito menos.


También están muy preocupados los políticos (no es para menos) porque son muchísimos y viven del dinero público que les ha obligado a mantener un nivel de vida tan alto que ahora lógicamente no pueden mantener y tienen que ponerse a trabajar y dejar de hacer “eso” que hacían antes (¿?).



Tal parece que las multinacionales, que hasta ahora pensábamos que eran las empresas de unos señores con mucho dinero, que habían tenido mucha suerte y a los que teníamos que admirar, resulta que lo que estaban haciendo era acumular un poder tan grande que ahora son las dueñas del mundo.


Y claro, una cosa es vivir en un mundo regido por ideales (no importa si son de izquierdas, de derechas, comunistas, anarquistas, católicos, masones, mormones, islámicos o soñadores) que al menos son ideales (y tampoco importa si luchan en nombre de Dios, de la reina, de la bandera, de la familia, de la justicia o de un pedazo de tierra) y otra cosa es vivir en un mundo regido por logotipos.









Dicen que hay una gran crisis y que van a pasar unas catástrofes económicas impresionantes. Que ya no será tan fácil andar comprando casas y coches como hasta ahora. Me pregunto ¿cómo verá esta “gran crisis aterradora” un adolescente de doce años en África, que apenas a sobrevivido su corta vida para comer y beber lo indispensable y que ha visto morir a toda su familia de hambre y enfermedades, que duerme sobre la tierra y bajo la desprotección más absoluta?

Cuando yo era chica se hablaba del hambre en el mundo, millones de personas muriéndose de desnutrición. Era un disparate y había que hacer algo al respecto inmediatamente. No sólo no hemos hecho nada, sino que ahora son muchísimos más. Nosotros, los que vivimos “del otro lado del mundo” somos muchísimos menos, pero ahora estamos preocupadísimos por una gran crisis mundial.

Pero, si medio mundo se moría de hambre cuando era chica y se sigue muriendo ahora ¿cuál es la novedad? ¿Qué ahora el otro medio mundo no puede cambiar de coche cada año ni vivir del derroche y el sobrepeso?

Perdonen que me ría. Asistiré al estreno de esta “crisis” “mundial” con una gran sonrisa. Me reiré de parte de los que viven en crisis desde hace muchos años y a los que “esta” crisis no les quiebra, porque hace mucho que no tienen nada que quebrar.

Ahora respira profundo, cambia de tercio y pongámonos a cocinar.

PASTEL DE TRUCHA (del otro medio mundo)


Es muy difícil que te quede mal. En el vaso de una batidora colocas:
- 1 cebolla picada.
- 4 dientes de ajo picados.
- 4 cucharadas de perejil.
- 3 huevos.
- ½ morrón (pimiento) rojo.
- Sal.
- Pimienta a gusto.
Y la carne de dos truchas que previamente has hervido (sólo 10 minutos), le has quitado con paciencia toda la piel, la cabeza y las espinas. Toda la carnecita la pones en el vaso de la batidora y lo licuas todo junto y sin compasión.


Mientras, precalientas el horno a 170 grados y colocas la mezcla en un recipiente de horno previamente untado de aceite de oliva.

Lo llevas al horno una media hora o hasta que veas que se desmolda con facilidad. Ten paciencia y quédate al lado de horno todo el tiempo, es un pastel muy delicado y sería una lástima que te quede seco.

Aparte, preparas una mayonesa con aceite de oliva: una yema cruda y una cocida, haces una pastita con ambas y le vas agregando pequeñísimos chorros de aceite de oliva suave mientras revuelves con vehemencia y concentración. Cuando logras la cantidad deseada le agregas el zumo de medio limón y sal.

Este pastel lo serví con una ensalada de coles de Bruselas y arvejas (guisantes), simplemente aderezados con aceite y sal.






Te diría que es tan rico que te olvidarás del mundo pero ¿sabes qué? No lo hagas. Eres parte del mundo en su totalidad. De ese mundo que está en crisis ahora y de ese otro mundo que ha vivido en crisis desde siempre.

Vive siendo “consciente”, es la única manera de progresar, ser un guerrero con ganas de cambiar. Y así, cuando el periódico de un domingo te quiera manipular,  sabrás distinguir entre lo que te quieren vender y lo que es verdad.

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