ESTOY ENAMORADA DE MI IGNORANCIA. Y mi amante es la intuición.

No tengo ni la más remota idea de quiénes son el 90% de los grupos de música actuales (no nombro a ninguno, porque no se ni como se escriben. Podría averiguarlo en Google, pero no quiero).
 

No tengo ni la más remota idea de si los tacones finos o anchos están de moda. Ni si se utilizan los estampados rallados, con flores, a lunares, lisos o si la moda hippie puede mezclarse con la alta costura.

Aunque mi intuición me dice que a algún iluminado ya se le habrá ocurrido que sí.

Alabado sea mi total desconocimiento de “lo nuevo”.

¿Qué restaurante está de moda? ¿Qué trago debo pedir? ¿Cuál es la última aplicación de mi i-estupidez?

Ni idea, no insistas. Soy una completa ignorante.

Ahora hay una inmensa crisis mundial. ¿Y yo que hago? Me limito a saber lo mínimo indispensable para seguir cultivando esta mega ignorancia en la que vivo inmersa.

¿Quiénes son los malos? ¿Cuánto nos roban? ¿Cuál es la cotización de la moneda más fuerte del mundo? ¿A cuánto está la Onza Troy?

No lo se. Es más. ¿Quieres que te cuente algo sorprendente? Hace 38 años que no se a cuánto está la Onza Troy. ¿Te lo puedes creer?

Cultivar el arte de una ignorancia tan pura como la mía requiere de mucho esfuerzo. Los medios de comunicación te asaltan en cada esquina, en cada rincón, en la radio de un taxi, en las portadas de los periódicos del kiosco que miro al pasar, haciendo zapping en la tele, en las conversaciones del café de la esquina...

Yo, como un guerrero samurai disciplinado y abnegado, abstraigo mi mente de todo, respiro profundo y … ¡zas! Doy un golpe magistral charlando con el taxista para que baje la radio, luego cojo carrera y… ¡zuuum! paso por los kioscos con los ojos cerrados, hasta que… ¡fuuum! vuelo por los aires y de una patada apago la tele, luego ruedo por el suelo y… ¡zas! Cambio de conversación en el café de la esquina….

Se requiere de mucha destreza, disciplina y concentración. Pero luego de varios años de minucioso entrenamiento puedo decir que soy el cinturón negro de la ignorancia supina.

¿Cómo hago para subsistir en este mundo?

Muy fácil, me dejo llevar por mi intuición.

Y según intuyo: Europa está peligrando, hay unas diez familias dueñas del mundo, los seres humanos somos cada vez más parecidos a una hormiga esclava de su reina, nos hemos cargado el 80 % de la vida marina, estamos sintiendo que hay que volver a la tierra, más de medio planeta se muere de hambre y enfermedades, no se encuentran las curas porque se prefieren vender más medicamentos, ya no hay guerras ideológicas, solo se hacen cuando se “necesitan”, hay que comer menos carne y más verdura, los de Greenpeace siguen en su lucha, los móviles nos están friendo el cerebro, los artistas son cada vez más parecidos a un producto, América Latina está bastante bien, Obama está en plena campaña, los chinos siguen produciendo como posesos y… qué más... ah, sí, la Onza Troy de Oro está a 1.279,38€ aproximadamente.

Lo dicho. Pura intuición.

TORTA PASCUALINA.

La Torta Pascualina es muy famosa en Uruguay y Argentina. Es muy rica, vistosa y  original.

Por un lado hierves unos 4 atados de espinacas. Los dejas enfriar y los escurres. Luego sofríes una cebolla muy picada, 2 dientes de ajo y medio pimiento rojo.

Luego agregas una taza de bacon picado y lo sofríes hasta que pierda toda la grasa (y la quitas).

Agregas las espinacas y ya tienes el relleno. Pimienta, sal y aceite de oliva a gusto.

Por otro lado haces una masa con 1 taza y dos cucharadas de harina, 1 Cdta. de polvo de hornear, un chorro de aceite, una taza de leche y sal.

Colocas sobre la mitad de la masa el relleno y haces tantos hoyos como huevos quieras ponerle. La gracia de la Pascualina es que a todos los trozos les toque algo de huevo, así que te recomiendo que pongas “bastantes”.

Luego en cada hueco colocas un huevo y por arriba queso rallado fuerte. Colocas la tapa de arriba de la masa y al horno.

Es difícil (al menos para mi) imaginar una torta de espinacas tan sabrosa como ésta.

A ver qué te parece a ti.

Intuyo que te va a gustar.

Que aproveche.