En el cielo mi corazón está sano, en el cielo mi alma brilla.
El infierno, aquel en el que sólo pensamos en luchar contra enemigos irreales, que son los peores, porque nunca los puedes matar.
El cielo es un lugar de paz.
El infierno, el lugar donde lo peor de ti, te convence de que tu eres así.
Vivir en el cielo es una elección que debes hacer a cada segundo. El cielo y el infierno no tienen diferentes colores como el rojo y el blanco. Se confunden en la realidad todo el tiempo para que el juego sea más difícil y de esta manera, solo los mejores consigan el premio final. Es una selección natural.
Sólo tengo una pista: en el cielo se quien soy, en el infierno me pierdo.
Pimientos rellenos.
Cuidado con los pimientos: viéndolos tan rojos te pensarás que saben a mil demonios, cuando en realidad sabe a gloria bendita.
Es fácil de cocinar. Ahuecas cuatro pimientos rojos y los cocinas a fuego muy lento, en una cacerola, con unas cucharadas de aceite de oliva.
Dalos vuelta continuamente y tapa la olla de vez en cuando. Se trata de que se cocinen un poco porque si no cuando los lleves, ya rellenos, al horno, se cocinará la carne antes que los pimientos.
Luego de unos veinte minutos retíralos del fuego.
Por otro lado corta unos ajos, perejil y cebolla y mézclalo con la carne picada, una taza por pimiento.
Agrega un huevo y condiméntalo con sal, pimienta y orégano.
Rellena los pimientos con la ayuda de una cuchara, preséntalos en la fuete y llévalos al horno a fuego muy lento. Cuando veas que la carne está hecha, los pimientos rellenos estarán listos.
Espero que te gusten y también que te ayuden a vivir en el cielo un rato más.
En el infierno me revuelco en la insatisfacción, creyendo minuto a minuto que eso es la vida.
En el cielo estoy bien, el entrecejo no se me frunce y las comisuras de mis labios parecen querer ir siempre hacia arriba.
El cielo es ese estado en el que todo parece alegría. En el cielo estoy bien, el entrecejo no se me frunce y las comisuras de mis labios parecen querer ir siempre hacia arriba.
El infierno, aquel en el que sólo pensamos en luchar contra enemigos irreales, que son los peores, porque nunca los puedes matar.
El cielo es un lugar de paz.
El infierno, el lugar donde lo peor de ti, te convence de que tu eres así.
Vivir en el cielo es una elección que debes hacer a cada segundo. El cielo y el infierno no tienen diferentes colores como el rojo y el blanco. Se confunden en la realidad todo el tiempo para que el juego sea más difícil y de esta manera, solo los mejores consigan el premio final. Es una selección natural.
Sólo tengo una pista: en el cielo se quien soy, en el infierno me pierdo.
Pimientos rellenos.
Cuidado con los pimientos: viéndolos tan rojos te pensarás que saben a mil demonios, cuando en realidad sabe a gloria bendita.
Es fácil de cocinar. Ahuecas cuatro pimientos rojos y los cocinas a fuego muy lento, en una cacerola, con unas cucharadas de aceite de oliva.
Luego de unos veinte minutos retíralos del fuego.
Agrega un huevo y condiméntalo con sal, pimienta y orégano.
Espero que te gusten y también que te ayuden a vivir en el cielo un rato más.
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